Ayer hablaba con una amiga que me contó la siguiente anécdota (que traduzco y recreo aquí con su visto bueno).
Hace más o menos una década, mediante un programa de intercambio estudiantil, mi hermana (P) fue anfitriona de una adolescente china. La joven era una de las primeras que “dejaban salir” a los Estados Unidos.
P.: ¿A qué se dedica tu mamá?
Estudiante: Es profesora universitaria.
P.: Ah. ¿De qué es profesora?
E.: De Historia.
P.: Ah, qué interesante. ¿Qué historia imparte?
E. (mirando a mi hermana como si el mundo jamás hubiera concebido una idiota mayor): Mao…
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[Ilustración: Garrincha].
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